NUESTRO APOSTOLADO EN CHILE



Desde que OD empezó en Chile en 1950 con la apertura del primer centro obtuvo un éxito total, las clases medias acudieron en busca de guía espiritual en masa. En poco tiempo decían que ya eran 2000 más 15.000 cooperadores. Se dice que Chile fue una de las mejores operaciones financiadas por OD en América.


El cura José Miguel Ibáñez Langlois fue enviado desde España para abrir brecha y se convirtió en el ideólogo OD por excelencia de aquellas latitudes. Dos de las primeras vocaciones reclutadas fueron los activistas de extrema derecha Jaime Guzmán y Alvaro Puga. En los sesenta ambos se convirtieron en editores del Mercurio, el más antiguo periódico de la nación. Ibáñez Langlois brillaba con luz propia como crítico literario en dicha publicación.

El Vaticano había apoyado al cristiano demócrata Eduardo Frei, pero no le gustaron las informaciones de IL según las cuales Frei estaba entendiéndose con el movimiento sindical radical. Hasta ese momento el Vaticano veía a Chile como un posible modelo para el cambio social en el continente. Mientras crecían las dudas en Roma, los SJ seguían insistiendo en que sólo Frei podría detener la extensión del marxismo en Chile.

IL no compartía esa opinión SJ. Junto con el economista pasado por Chicago Pablo Baraona los OD dieron forma a un tanque de pensamiento, el Instituto de Estudios Generales, que atrajó a economistas liberales, abogados, periodistas y tecnócratas.

El programa social de Frei enfadó al presidente Richard Nixon, e insistió para que la CIA financiara al opusino Instituto de Estudios Generales, con la esperanza de formar una élite contraria a la del partido demócrata cristiano. Aunque Frei había conseguido detener la inflación Nixon quería quitar a Frei de en medio. Los extrema derecha opus lograron fraccionar el voto conservador y el resultado fue Allende en la presidencia por un estrecho margen.

Los tecnócratas madrileños eran anti Allende. El embajador español en Santiago fue contactado por su homólogo norteamericano para ver que se podía hacer con el doctor sonriente como le apodaban. Muchos chilenos veían en Allende la posibilidad de una renovación nacional,  pero los componentes de la izquierda más radical no esperaron a la consolidación del régimen y el “poder del pueblo” formado por campesinos empezó a ocupar haciendas mientras asambleas de obreros ocupaban las fábricas.

En tales condiciones la extrema derecha no se iba a quedar mirando. La operación “estropicio” (spoiling) fue ordenada por la CIA y planeada en el Instituto de Estudios Generales, y el resultado fue el golpe pinochetista de septiembre de 1973. Alvaro Puga ejercía de portavoz del general. Otro miembro del Instituto Herman Cubillos fue nombrado ministro de Asuntos Exteriores y Pablo Baraona ministro de Economía. El tercer cofundador del Instituto Jaime Guzmán pergeñó la nueva constitución. Al menos dos miembros de la Junta militar el almirante José Merino y el General Jaime Estrada Leigh tenían fama de ser OD. Estrada que antes había sido jefe de la Comisión de Energía Nuclear se convirtió en ministro de vivienda.

Guzmán escribió la declaración de principios de Pinochet que prometió limpiar “nuestro sistema democrático de los vicios que han facilitado su destrucción”. El sistema educativo nacional cayó en manos de tres ministros OD sucesivos, un superintendente de educación y un decano OD de la Universidad Católica. Los tecnócratas que rodearon a Pinochet administraron el país y mandaron todavía más que sus homónimos españoles. Pero pronto surgió la lucha entre los demonios: entre los militares y los tecnócratas a propósito de las actividades de la policía secreta pinochetista, la DINA. Siguiendo las anteriores experiencias en España y Argentina, los estrategas del Instituto pensaron en hacer a un lado a Pinochet como habían hecho con Franco, pero Pinochet se olió algo y destituyó al ministro Cubillos.

Escrivá estuvo en Santiago 10 días, visitó el santuario de la Virgen de Lo Vasquez a 100 km de la capital y luego voló a Lima. El alcalde de las Condes, un barrio rico de Santiago quedó prendado del futuro santo al punto de brindarle una calle. Luego Alvaro Puga escribió un libro en el que explicaba su campaña para echar a Allende. La CIA ayudó a publicar el libro y reimprimió los artículos del Mercurio durante el gobierno del socialista Allende. En la introducción el editor del Mercurio, el opusino Enrique Campos Menéndez señalaba que Puga había predicho el asesinato político de Allende y la fecha del golpe militar. Campos concluía:

“Nadie podía haber averiguado estos eventos futuros excepto por poderes parapsicológicos o una divina premonición”. La premonición divina era algo a lo que el futuro santo había recurrido desde 40 años atrás cuando había predicho la muerte de un burócrata franquista que había amenazado con denunciar por traición a uno de los primeros apóstoles opusinos. Como el hermano en la fe de Puga, Jaime Guzmán, fue convicto pero nunca sentenciado por el asesinato ametrallado de un jefe militar considerado demasiado  blando con Allende. Tras su elección como senador Guzmán fue asesinado por terroristas marxistas y también mereció una calle.

Con Juan Pablo II el episcopado chileno fue purgado de moderados y sustitidos por prelados OD. OD fundó la universidad de Los Andes, en la cual está prohibida la teología de la Liberación, teología americana en favor de los pobres.

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